Una de las anemias más habituales tanto en la infancia como en la edad adulta es la anemia ferropénica. Se caracteriza por un déficit de hierro. Esto puede estar causado por diversos factores:
- La ingesta de hierro es insuficiente
- El cuerpo no absorbe el hierro correctamente
- Una patología provoca pérdidas de sangre internas
Los síntomas de la anemia son característicos: debilidad, palidez en la piel, uñas quebradizas, cabello frágil, ojos azulados o excesivamente pálidos y mareos.
Siempre debe ser el pediatra quién confirme el diagnóstico de anemia ferropénica mediante una analítica. Si el diagnóstico se confirma el pediatra suele prescribir un complemento de hierro, en este caso adecuado a la etapa infantil.
Es importante que la madre le dé este suplemento nutricional en ayunas y acompañado de un zumo de naranja (ya que la vitamina C ayuda a que el cuerpo absorba mejor el hierro).
Mientras se cumple del modo correcto con el tratamiento farmacológico es importante también tener claras las medidas dietéticas.
Se debe sustituir el pan del niño por pan integral, ya que el pan integral tiene un alto contenido en hierro.
En los platos principales se debe optar por servir lentejas ya que estas legumbres son ricas en hierro.
Las carnes deben ser ingeridas diariamente y si el niño lo tolera se debe servir hígado (ya que es la parte de las carnes que más hierro contiene).
Se debe moderar la ingesta de leche de vaca ya que esta leche dificulta la absorción del hierro en el organismo.
Tras el diagnóstico de anemia ferropénica es importante visitar de forma periódica al pediatra para que éste valore si las medidas dietéticas y farmacológicas están dando el resultado esperado.