Los niños se encuentran en un proceso continuo de crecimiento y desarrollo a distintos niveles, muscular, óseo, del sistema nervioso… Por eso especialmente su dieta debe ser cuidada para que ésta contenga todos los nutrientes necesarios.
Además de esta situación especial, la actividad de los niños tanto a nivel mental como a nivel físico se ve aumentada con el nuevo inicio de la etapa escolar y este inicio coincide con el del otoño. Así que además de ver aumentado su gasto diario, debido a los cambios bruscos de temperatura los niños también ven afectadas de manera negativa sus defensas y esto lo expresan con cansancio, debilidad y con catarros de larga duración.
Por tanto, debemos hacer todo lo posible para que el niño ingiera frutas y verduras de manera diaria, para así reducir el riesgo de cualquier déficit vitamínico y del mismo modo es importante una ingesta diaria y adecuada de hidratos de carbono, tanto de absorción lenta como de absorción rápida, ya que el cerebro sólo funciona con este tipo de nutrientes.
Los hidratos de carbono de absorción rápida son los azúcares refinados y las frutas y los de absorción lenta incluyen los cereales, las pastas y las legumbres.
A pesar de esto puede ser que el niño se encuentre en un estado de inapetencia y no ingiera suficiente cantidad de alimento o que aún llevando una correcta dieta los síntomas de cansancio no mejoren.
Es en este punto cuando nos podemos ayudar de algún complemento alimenticio. Es importante dar este complemento un máximo de dos o tres meses, mientras dura el cambio estacional y no alargarlo para que así el niño no se habitúe a él.
Una buena opción es un complemento nutricional a base de frutas, verduras, diversas vitaminas y sin aditivos.