Por lo general cuando el corazón se agranda o se debilita, es motivo para que no bombee la sangre de forma adecuada, pudiendo causar una variedad de síntomas tales como; fatiga, dificultad para respirar y tos. Las dietas altas en grasa y sodio, están estrechamente asociadas con una mala salud cardiaca, por lo cual una dieta compuesta de alimentos bajos en grasa y sodio, además de naturales, es clave para fortalecer y restablecer la correcta funcionalidad cardiaca.
Para un corazón
débil la dieta más indicada debe incluir frutas frescas, verduras,
carnes blancas de aves o pescado, así como alimentos elaborados pero ricos en
fibra como; panes y pastas de trigo integral o arroz integral, todos
componentes importantes para una dieta
cardiaca saludable, ya que la fibra brinda mayor satisfacción limitando
antojos de alimentos poco saludables.
Las claras de huevo y los productos lácteos sin grasa proporcionan una importante fuente de proteínas y calcio, nutrientes esenciales para un buen funcionamiento cardiaco.
Conocer los alimentos adecuados para una dieta cardiaca saludable es esencial, también lo es conocer aquellos alimentos que son perjudiciales para la salud de nuestro corazón y entre ellos podemos mencionar los siguientes; alimentos enlatados y procesados, ya que a menudo contienen sodio agregado y grasas no saludables, que contribuyen a potenciar problemas cardíacos.
Los alimentos a evitar cuando la salud de nuestro corazón es débil son las carnes rojas, alimentos fritos y alimentos ricos en grasas saturadas, tales como huevos enteros o quesos duros, además la comida chatarra y la comida rápida son verdaderamente nocivas para la salud cardiaca, ya que son muy ricas en sodio y grasas saturadas.
Una dieta saludable para fortalecer el corazón debe incluir grasas saludables, como los ácidos esenciales omega-3 contenidos en el pescado y grasas mono-insaturadas como las contenidas en el aceite de oliva o de girasol, todos estos aceites deben usarse con moderación para cocinar, pero brindan salud al corazón, ya que disminuyen los niveles de colesterol malo LDL e incrementan los niveles de colesterol bueno o HDL.