La obesidad es una enfermedad caracterizada por un gran sobrepeso y lo verdaderamente peligroso de ella es que predispone al individuo a padecer un gran número de enfermedades.
Si bien es cierto que muchos mayores se encuentran en un correcto estado de salud, la obesidad es fatídica en la tercera edad y se debe intentar prevenir por todos los medios posibles.
A medida que nos hacemos mayores el organismo cambia y uno de los cambios más importantes que sufre lo hace a nivel de metabolismo, el metabolismo se vuelve más lento. Cuando el metabolismo sufre éste cambio el cuerpo deja de quemar tantas grasas y empieza a tener la tendencia a acumularlas, teniendo en cuenta este hecho que es inevitable, hay muchas medidas de carácter dietético y de estilo de vida que podemos adoptar.
En cuanto a la dieta, debe ser equilibrada (y no restrictiva), en ella se deben incluir todos los grupos de alimentos (farináceos, proteínas como carne y pescado y grasas). Las grasas, solo deberán provenir de las que ya están presentes de forma natural en los alimentos (cómo por ejemplo aquella grasa que ya está presente en la ternera) y del aceite de oliva.
Se deberán incrementar las verduras y las frutas (esto ayudará a tener un correcto tránsito intestinal) y se deberá beber un mínimo de un litro y medio al día.
Dentro de las posibilidades de cada mayor, se recomienda dar un paseo diario, para intentar contrarrestar los efectos de un metabolismo lento y para gozar de una mayor salud a nivel óseo y muscular.