En la tercera edad el metabolismo tiende a disminuir, esto quiere decir que el organismo disminuye su gasto calórico y muchos nutrientes se almacenan en forma de grasa.
Para nutrirse correctamente durante la tercera edad también se debe tener en cuenta que los procesos digestivos cambian, siendo más difícil la digestión de determinadas sustancias.
Dado que el gasto metabólico (las calorías que el organismo gasta al día) disminuye, ello nos llevaría a disminuir las calorías de la dieta, pero no es una regla general que se deba aplicar a cualquier persona.
Para ver si es necesario se debería calcular el IMC (Índice de Masa Corporal) que se obtiene dividiendo el peso por la altura al cuadrado. Si el IMC se encuentra por encima de 25 si sería necesario reducir las calorías y si se encuentra por debajo de 19 se deberían mantener o aumentar.
Si las calorías ingeridas en la dieta son las adecuadas el ritmo del metabolismo no debería influir en el peso aunque de todos modos se recomienda la práctica de ejercicio físico diario para activarlo.
Todos los nutrientes (repartidos en todos los grupos de alimentos) deberían estar presentes en la alimentación de una persona anciana pero disminuyendo los lácteos, ya que el intestino no tolera bien la lactosa en edades avanzadas.
También se recomienda aumentar la cantidad de verduras y frutas que se consumen diariamente por el poder antioxidante y depurativo que éstas ejercen sobre el organismo así cómo ingerir una cantidad importante de líquidos para estimular la función renal ya que normalmente mengua su capacidad con el paso del tiempo.
Del mismo modo la alimentación debe ser rica en fibra para favorecer la motilidad intestinal.