No todas las fórmulas adaptadas son iguales ni se rigen por la misma composición, el primer criterio a utilizar para elegir una fórmula adaptada es la edad del niño. Sin nombrar marcas, las fórmulas adaptadas se dividen en tres grupos que es importante respetar para fortalecer la salud del niño y asegurar su correcto crecimiento.
Fórmulas adaptadas tipo I:
Estas fórmulas están
pensadas para cuando no es posible
llevar a cabo una lactancia materna natural. Están indicadas desde el
primer día de vida hasta los seis meses de edad. Entre estas fórmulas
encontramos algunas que son específicas para diversos trastornos de tipo
gastrointestinal.
Fórmulas adaptadas tipo II:
Estas leches varían
ligeramente su composición en comparación con las fórmulas de lactantes (de 0 a 6 meses). Esto es porque a
partir de los seis meses las necesidades nutricionales del bebé cambian. Las
fórmulas de tipo II están indicadas
desde los seis meses hasta los 12 meses de edad.
Fórmulas adaptadas tipo III:
Estas fórmulas están pensadas para complementar la alimentación del niño
durante su crecimiento. Las fórmulas de tipo III son aquellas que están indicadas a partir del año de edad. A
partir de los 12 meses el niño ya debería estar familiarizado con todo tipo de
alimentación complementaria. La leche que presentan estas fórmulas es una leche enriquecida que podría presentar
alguna ventaja respecto a la leche común de vaca. En este período debe ser decisión de la madre
y del pediatra alimentar al niño con leche común o bien utilizar una fórmula
adaptada III.
Dentro de cada grupo de fórmulas adaptadas hay mucha variedad de marcas, el hecho de elegir una u otra dependerá de si el niño presenta alguna afección de tipo gastrointestinal y de las recomendaciones dadas por el pediatra.