Cuando se amamanta al bebé no se debe cambiar de pecho a los pocos minutos de empezar, Es importante que el bebé tome de un pecho hasta que esté satisfecho y en todo caso ofrecerle el otro si aún tiene hambre. En la próxima toma empezar con el otro pecho.
Esto se debe a que la leche materna cambia su composición durante la toma. Cuando se inicia la toma la leche es rica en lactosa y escasa en grasas (situación que se revierte al final), esto genera un bajo poder de saciedad y si cambiamos demasiado rápido de pecho el bebé no recibirá la suficiente energía para pasar varias horas y pronto llorará por hambre.
Una contra extra de esta acción es que la lactosa presente al comienzo de la toma de cada pecho genera más gases en el bebé.
Cuando el bebé toma el pecho se debe prestar atención a que succione cómodo, sin girar la cabeza y minimizando la posibilidad de que chupe aire mientras mama.
Por último se debe tener en cuenta que a través de la leche materna se transmiten al bebé sustancias ingeridas por la madre que podrían desencadenar los cólicos, por ello se debe evitar consumir cafeína, alcohol, energizantes y medicamentos sin prescripción médica durante todo el periodo de lactancia.
Para estos casos debe prestarse atención al tamaño del agujero de la tetina. Un agujero grande hace que el niño tome demasiado rápido la leche y trague aire en el proceso.
Por el contrario un agujero muy chico puede cansar al bebé y hacer que deje de tomar antes de llenarse y pronto llore pidiendo más.
Obviamente, en todos los casos dependerá también de la edad del niño.
Puede ocurrir que la fórmula usada provoque estreñimiento y gases, en este caso cámbiela por otra con la anuencia del pediatra. Hay que tener en cuenta que cada bebé reacciona diferente y lo que a unos les cae bien, a otros puede que no.