Entre los 4 y los 6 meses de vida es la etapa en la cual se debe iniciar la alimentación complementaria. Esta alimentación consiste en complementar la dieta basada en la leche materna o adaptada con otro tipo de nutrientes, siempre respetando la madurez del aparato digestivo del bebé.
Para introducir estos nuevos nutrientes al inicio de la alimentación complementaria deberemos iniciar al bebé en la ingesta de cereales.
En función de su madurez digestiva (relacionada con el tiempo de vida) podemos elegir entre dos grandes grupos de cereales: los cereales sin gluten (adecuados para dar del cuarto al sexto mes de vida) y los cereales con gluten, indicados a partir de los 6 meses.
Una vez elegido el tipo de cereal (libre de gluten o no) es importante dar unos cereales que se adapten a los distintos estados de salud del bebé.
Para las etapas de diarrea (comunes en los lactantes) se deberá elegir una papilla a base de arroz debido a que el arroz presenta propiedades astringentes.
Si por el contrario el bebé sufre de estreñimiento deberemos decantarnos por unos cereales enriquecidos con fibra.
Se recomiendan aquellas papillas con gran variedad de cereales (entre 5 y 8) debido a su gran aporte energético y su diversidad de nutrientes.
Si el niño tiende a bajar de peso o aún no lo ha aumentado lo suficiente resulta beneficioso elegir una papilla de 5 u 8 cereales pero enriquecida con miel, lo que le confiere un aporte extraordinario de energía y nutrientes.
Si el bebé tiene dificultad a la hora de tomar los cereales debido a una falta de apetito se pueden incorporar a su dieta cereales específicos para bebés inapetentes, estos cereales están más enriquecidos respecto a los otros y previenen posibles estados de desnutrición.