La alimentación para bebés que tiene como objetivo complementar la leche materna se inicia a los 4 meses de edad en donde se van introduciendo de forma paulatina diversos alimentos y diversas texturas con el fin de que el bebé vaya comiendo cada vez de forma más similar al resto de los miembros de su familia.
Pasando los 8 meses, los alimentos para bebés que se deben introducir son varios, incluyendo los alimentos alérgenos (que pueden producir alergias alimentarias en un alto porcentaje) como el pescado, que debe ser introducido entre los 9 y 10 meses de edad (en el caso de antecedentes familiares de alergia al pescado, su introducción debe retrasarse hasta el año de edad), o el huevo que debe ser introducido a partir de los 11 meses de edad. Lo mismo sucede con algunas frutas con alta capacidad de causar alergia tales como el kiwi o las fresas, que no se deben introducir antes del año de edad.
A los 12 meses de edad se pueden empezar a introducir las legumbres secas tales como los garbanzos, las lentejas o las judías blancas, aunque las legumbres tiernas como por ejemplo los guisantes pueden empezar a darse a partir de los 10 meses de edad aunque con una frecuencia esporádica.
Entre los 8 y 12 meses de edad del bebé ya no es necesario triturar de forma íntegra la comida y de hecho, se recomienda no hacerlo para respetar la capacidad masticatoria del niño. Lo ideal es que de forma progresiva el bebé pueda ir comiendo los alimentos en estado sólido para que su patrón de alimentación sea lo más parecido posible al de la familia.
Durante esta etapa (así como en cualquier otra) es importante que el pediatra supervise todo cambio en la alimentación del bebé.