El sésamo es una de las pocas plantas que se pueden tomar en el periodo de gestación, además hemos de tener en cuenta que es muy rica en nutrientes, la mayor parte de la grasa que contiene es de los denominada grasa insaturada, por lo que le da una gran eficiencia en el control de los niveles de colesterol en sangre; es junto a la soja una de las plantas más rica en lecitina que ayuda a la disolución de las grasas en agua, por tanto, tiene una segunda influencia en el colesterol, puesto que ayuda a su disolución en sangre, evitando que se deposite en las paredes de las arterias, reduciendo los problemas cardiovasculares.
Por otro lado no hemos de olvidar que el sésamo es rico en proteínas y vitaminas, en concreto en vitamina E y vitamina B, es sus dos variantes B1 y B2. Es rica en minerales y oligoelementos, te aportará calcio y hierro tan importantes durante el embarazo, además de fosforo, cromo, magnesio y cobre.
En general es una planta indicada para los estados de agotamiento, ya sea mental, ayuda a mantener un buen rendimiento, como físico, para periodos de alto desgaste físico, como son el embarazo y la lactancia, y actúa como ya he indicado positivamente en el control del colesterol, previniendo así el infarto y la trombosis arterial.
El modo principal de ingerir el sésamo es en semillas, bien sean crudas, o tostadas ligeramente en la sartén. Bastará con tomar dos o tres cucharaditas después de alguna de las comidas principales, o mezclar las semillas con tus platos, en ensaladas, yogures o leche.
Otra forma de ingerirlo es como aceite de sésamo, dándole el mismo uso que se le da a cualquier otro aceite vegetal, aunque el aceite bien elaborado, para que mantenga sus propiedades, puede resultar poco económico.
Se puede mezclar, una vez tostado, con sal marina, de modo que se obtiene la denominada “sal de sésamo”, bastará con mezclar el sésamo y la sal en una proporción aproximada de quince (de sésamo) por uno (de sal).
Una mezcla que se puede hacer con el sésamo es con agua, moliendo las semillas de sésamo y mezclándolas con agua se obtiene una pasta, que puede sustituir a productos lácteos mas grasos como la mantequilla, la podrás utilizar para untar, para elaboración de reposterías caseras o incluso diluyendo después esta pasta se obtiene una bebida rica en calcio.
Del mismo modo la semilla de sésamo molida se puede mezclar con miel, obteniendo una pasta para endulzar tus platos y tu paladar, sin olvidar que supondrá un autentico reconstituyente para tu organismo.