Masticar es algo bastante relevante en la alimentación de los niños pequeños y muchas veces nos centramos sólo en los alimentos que éstos consumen dejando de lado esta acción tan importante.
Para sembrar algo de conciencia partamos por decir que masticar muy poco la comida, o lo que es peor casi ni siquiera hacerlo puede provocar mucho peligro, mencionando uno de los más típicos, atorarse.
Una gran cantidad de veces hemos sido testigos de niños que por no masticar bien su alimento se atoran, y es ahí donde comienza el angustiante proceso que involucra a toda la familia para lograr que el infante devuelva aquello que no lo deja respirar.
Pues bien, ésta es una de las consecuencias de no masticar bien sino la más conocida, pero también encontramos algunas que van más allá.
Lo básico es lo siguiente: si tenemos las herramientas para triturar la comida que se encuentra en nuestra boca (los dientes), ¿por qué no utilizarlas?
Desde muy temprana edad es bueno enseñar a todo niño la manera correcta de usar sus dientes a la hora de comer, y si queremos ir un poco más a fondo también podríamos instruirles sobre el proceso básico que comienza una vez masticado el alimento y que tiene una clara relación con su propia digestión..
Al masticar de manera correcta ayudamos a la propia saliva a cumplir su función, la que tiene que ver con las enzimas alojadas en esta para favorecer una correcta digestión, de lo contrario pasaría que el alimento, al entrar en la boca y no ser masticado como debiera, los trozos serían demasiado grandes y por ende el proceso digestivo sería mucho más lento de lo habitual.
Ahora para poder masticar bien también se deben cuidar los dientas, preocupándonos de cepillarlos después de cada comida, otro hábito básico a enseñar a cada niño.