No hay nada peor para los niños que romper la rutina que llevan cuando van a la guardería o el colegio, y esto sucede muy frecuente a lo largo del curso; habrá puentes y vacaciones que paren el ritmo del niño, aunque estos periodos de descanso sean imprescindibles para que recobre energías, pueden hacer que se encuentren disgustados por tener que volver a sus olvidadas obligaciones diarias.
Un pequeño truco que pueden utilizar las madres en estos casos es ser su cómplice en la cocina, armarse de paciencia (puesto que no puede haber nada más desquiciante que un niño usando los utensilios de la cocina y manipulando los alimentos), y jugar con él, la tarde anterior a preparar un delicioso desayuno para el temido día.
Para el niño será una diversión garantizada, puesto que por una vez se le va a dejar ser cocinero, y va a poder tocar todo aquellas cosas que de normal están prohibidas, y además no olvidar que se sentirá muy importantes, ya que va a preparar un alimento para él y el resto de la familia.
No es necesario complicarse mucho para hacer esta actividad, se puede elegir una receta sencilla para hacer un bizcocho, en el que podrá colaborar en la selección de ingredientes, siempre con nuestra disimulada dirección, dejarle mezclar los alimentos, y verterlos en los recipientes.
Otra cosa que suele divertirles mucho es hacer galletas, preparar la pasta con los ingredientes, y luego, con moldes de formas que se pueden adquirir en cualquier comercio (lunas, estrellas, círculos…), dejas que te ayuden a cortar la pasta y a ponerla en las bandejas para el horno, donde se convertirán en unas divertidas pastas.
Pero sobretodo, y lo más importante, no olvides tener preparado para él un delantal, que desde ese momento será “su delantal”, seguro que no lo olvida.
A la vez que vamos a lograr que el niño coma bien, puesto que vale mucho más cualquier producto que preparemos en casa que los alimentos que compremos elaborados, ya que vamos a reducir las grasas y serán mucho más naturales si salen de nuestra despensa, sin olvidar el hecho de que sabremos exactamente con que están elaborados.
Y claro está, el niño ha sido el protagonista de todo, así podrá sentir más motivación para levantarse, si le recordamos antes de ir a dormir, que el día siguiente nos comeremos para desayunar el bizcocho que él ha preparado, que sin duda estará riquísimo, incluso podemos ponerle un trocito para la hora del almuerzo, no dudéis que presumirá de sus artes culinarias ante su profesora y compañeros, y quizás así nos evitemos, por lo menos una pelea cuando retome su rutina.