Primeramente cabe mencionar que el estado de salud condicionará el programa elegido para perder peso, por lo tanto, antes de iniciarse en unas nuevas pautas que cambiarán nuestro organismo es necesario conocer nuestro estado de salud. Por lo tanto se recomienda ir al médico de familia para que realice una revisión general y en caso de que lo considere necesario unos análisis de sangre.
Si bien es importante perder peso, más importante es aún (y también presenta mayor dificultad) mantener el peso deseado. Para poder lograr este objetivo de un modo medianamente fácil la pérdida de peso debe producirse de manera lenta y regular y la dieta a seguir deberá ser una dieta equilibrada.
Es prioritario
mantener una dieta equilibrada así como cambiar los hábitos alimenticios
(introduciendo en la alimentación, hortalizas, frutas, verduras y alimentos
naturales no elaborados), esto nos permitirá adquirir unas pautas de
alimentación saludables que podrán ser mantenidas a lo largo de la vida.
Mantener una dieta equilibrada hará
posible que posteriormente a la pérdida de peso éste no se vuelva a recuperar.
Durante este proceso es importante no perder músculo y si grasa corporal. El cuerpo quema calorías y por ende grasas, debido a su metabolismo. El metabolismo del organismo sólo puede ser aumentado mediante la práctica de ejercicio físico.
La práctica de ejercicio físico (para que de un buen resultado) debe ser una práctica suave (teniendo en cuenta las características y limitaciones personales) pero diaria. La constancia en el deporte permitirá que el cuerpo aumente su metabolismo, destruya más grasas y fomente la masa muscular.
Darle Importancia al índice de masa corporal
Para marcar un
objetivo real y saludable es imprescindible tener en cuenta el Índice de Masa Corporal. El IMC se
calcula dividiendo el peso por la altura multiplicada por dos.
Este índice debe encontrarse entre 18,5 y 24,9. Dentro de estos márgenes el
peso es normal, por encima indica un estado de sobrepeso y bajo el límite
indica la necesidad de ganar masa.