Al empezar con una dieta hipocalórica tenemos que tener en cuenta algunas proporciones y cuidados especiales para no afectar nuestra salud.
¿Qué
son las dietas hipocalóricas?
En condiciones normales una mujer necesita una
media de 2000 calorías diarias y un hombre una media de 2200 calorías al día.
Si existen problemas de peso se debe llevar a cabo un régimen alimentario en el
que se reduzcan las calorías por debajo de las citadas, es entonces cuando
hablamos de las dietas hipocalóricas.
¿Qué
riesgos pueden entrañar las dietas hipocalóricas?
Son varios los riesgos que pueden darse en una
dieta hipocalórica si está no se lleva a cabo de una forma adecuada y por tanto
saludable.
- La Organización Mundial de la
Salud (OMS) establece que una dieta equilibrada es aquella en la que los
distintos nutrientes se ingieren en las siguientes proporciones: un 55 % de
hidratos de carbono, un 30 % de grasas y un 15 % de proteínas (éstas se
ingieren en menor cantidad porque sus residuos son más tóxicos para el
organismo). Si en una dieta hipocalórica no se siguen las siguientes
proporciones corremos el riesgo de sufrir algún tipo de déficit nutricional.
- Las dietas hipocalóricas deben contemplar todos los grupos de
nutrientes mencionados anteriormente.
Las grasas son necesarias para mantener las funciones básicas del organismo,
aunque sí es cierto que en este tipo de dietas debemos disminuir su ingesta. Si
no tomamos suficientes hidratos de carbono posiblemente nos sintamos sin
energía para seguir con nuestro día a día y si la ingesta en proteínas es
inadecuada corremos el riesgo de perder la masa muscular.
- Si hemos disminuido las calorías
en exceso, tal como se mencionaba antes, es muy posible que estemos perdiendo
la masa muscular. Esto es un gran problema ya que si la perdemos disminuiremos
muy rápido el peso pero lo recuperaremos del mismo modo en cuanto empecemos a
aumentar la ingesta de calorías.
En resumen, tal y como se ha visto las dietas
hipocalóricas pueden ser la causa de varios problemas de salud, así que lo más importante es dejarse aconsejar
por un profesional de la salud, como por ejemplo puede ser un médico endocrino
o un nutricionista.