Dentro de los alimentos más importantes del día se encuentran aquellos que nos brindan carbohidratos, los que a la larga no son sino energía que corre por el cuerpo de todo pequeño para garantizar en éste un correcto desarrollo físico y mental.
Entre los alimentos que aportan abundante hidrato de carbono entra de lleno el pan, que ha lo largo de los años no ha pasado indiferente para nadie en cuanto a su consumo diario como alimento, destacándose su capacidad de engordar con facilidad si es consumido en demasía.
Todo adulto como padre debería tomarse el tiempo para instruirse y saber si hay algún beneficio en el pan como tal o no, y de que modo se lo debe integrar o reducir dentro del programa alimentario del niño.
Los almacenes, supermercados, y un etcétera bastante amplio hoy en día contemplan una gama casi inagotable con distintos tipos de pan que aportan una importante cantidad de carbohidratos necesarios para cargar de energía a los niños, sobre todo a primera hora de la mañana, necesaria para emprender el día y asegurar su crecimiento.
Si bien la costumbre nos lleva a decidirnos rápidamente por los panes más convencionales, ante nosotros tenemos panes tan nutritivos o deliciosos como lo serían el pan integral o el que tiene frutos secos que además son más convenientes porque aportan nutrientes más variados.
Claro que lo importante para mantener una buena alimentación en el infante no es tanto cual comer, sino cuando y cuánto pan comer.
La porción adecuada de pan no debiera ser más de cuatro rebanadas de pan en las comidas que lo tienen como integrante significativo, es decir el desayuno y la merienda.
Se recomienda a los padres crear el hábito de sacar el pan de comidas en donde no tiene importancia nutricional, generalmente es el caso del almuerzo y la cena, en donde otros alimentos de una dieta sana y balanceada deben calmar el apetito de los niños.