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Versión para imprimir del artículo Prevenir la Desnutrición en la Tercera Edad. No incluye formatos especiales ni imágenes.
A medida que cualquier persona se aproxima a la tercera edad, a la vez experimenta un cambio en su organismo, cambia el metabolismo y cambia el estado de salud. Este cambio no siempre deriva en un estado de salud negativo o en algún tipo de afección. Si se sabe actuar correctamente es posible hacer de la tercera edad una etapa más en la vida y llena de salud y vitalidad.
Existen dos situaciones contrarias pero igualmente perjudiciales para la salud y en especial graves en el contexto del envejecimiento. Éstas son la obesidad y la desnutrición.
La desnutrición se produce como resultado de una ingestión diaria de calorías que no cubre el gasto. Esto, en una primera instancia produce un balance negativo de las calorías y por ende una perdida de peso. Pero cuando esta ingesta insuficiente se mantiene en el tiempo produce cuadros de déficit nutricional y como última y grave consecuencia un estado de desnutrición general.
Esto se debe a que el apetito cambia durante la tercera edad y en ocasiones se mengua.
Si nuestro mayor tiene falta de apetito, es imprescindible enriquecer los alimentos que toma para evitar un balance negativo de las calorías y los nutrientes.
Esto se hace sin aumentar la cantidad de comida pero aumentando las calorías:
-La leche debe ser entera (así nos aseguramos un mayor contenido en grasas) y además puede enriquecerse con leche en polvo
- Se deben ingerir zumos de frutas que se pueden edulcorar con miel
-Para asegurar un correcto aporte de hidratos de carbono (el pilar en cualquier dieta equilibrada) se debe hacer una ingesta diaria de frutos secos
-Los platos que se preparen deben ser lo más elaborados posibles
Una vez se han tenido en cuenta todas estas pautas, también se puede dar algún complemento nutricional que equilibre el balance de proteínas y minerales.
