Es fundamental corregir nuestros hábitos alimenticios si queremos iniciar una dieta para adelgazar, uno de los principales errores que se cometen cuando hay sobrepeso es comer pocas veces al día pero en gran cantidad, de este modo sólo se logra enlentecer el metabolismo e impedir la quema de grasas.
El desayuno: Es la primera comida del día y sin lugar a dudas la más importante, por lo que no podemos pasarla simplemente con un café o una infusión.
Es imprescindible comer algún tipo de cereal: avena, trigo, arroz, pan (blanco o integral...) en una ración moderada y también algún alimento proteico bajo en grasa como por ejemplo: la pechuga de pavo, el jamón dulce, el queso light...
Media mañana: Este es un buen momento para proporcionarle a nuestro organismo algo de azúcar rápido, y para esto no hay nada mejor que tomar una pieza de fruta.
Podemos tomarla de cualquier tipo, pero siempre intentando no abusar de aquellas más dulces, tales como el plátano o los higos.
Almuerzo: Al mediodía llegaremos con menos hambre de lo habitual, ya que hemos realizado dos comidas durante la mañana. Es el momento de comer de todo pero equilibradamente (evitando frituras y grasas saturadas). De postre elegiremos una pieza de fruta o bien un lácteo desnatado.
Merienda: Esta comida es imprescindible en una dieta para adelgazar. De ella dependerá que no nos excedamos en la cena (la comida que debe ser más ligera.
Podemos tomar una ración pequeña de pan integral acompañada de un lácteo desnatado o bien media fruta.
Cena: Si estamos siguiendo una dieta para adelgazar los resultados dependerán en gran parte de la cena. La ración de hidratos de carbono lenta debe ser muy pequeña (20 gramos de pan integral o una patata pequeña, por ejemplo) y debemos tomar verdura para saciarnos, mejor hervida que cruda, para facilitar la digestión.
También podemos añadir una ración pequeña de proteínas. De postre tomaremos una pieza de fruta pequeña, que podemos acompañar con una infusión.