Son muchas las madres que ya han asimilado una gran verdad, no hay mejor alimento para un hijo que la leche materna. Esto es así debido a que la leche materna tiene una composición única que no se puede imitar completamente con una leche artificial.
Además, la leche materna tiene la propiedad de ser cambiante, incluso a lo largo de una misma toma, teniendo al final de la toma una composición extraordinariamente rica en grasas.
Finalmente, lo único que falta decir a favor de la leche materna es que contiene anticuerpos que son traspasados al organismo del bebé para formar parte de su sistema inmunitario.
Antiguamente se creía que dar el pecho al hijo mayor mientras se estaba embarazada podría resultar perjudicial para el feto. Actualmente se ha comprobado que la lactancia en tándem no resulta en ningún momento perjudicial y se apunta a que puede reportar beneficios para el recién nacido, tales como el aumento de peso y la menor pérdida de éste al nacer.
La madre lactante también se ve beneficiada notoriamente por esta práctica ya que el hecho de que el hermano mayor también tome el pecho, estimula la producción de leche.
Cuando se lleva a cabo la lactancia en tándem el proceso de “subida” de la leche se da de modo más rápido y resulta más fácil.
La relación entre hermanos también se ve reforzada por la lactancia en tándem ya que disminuye los posibles problemas de celos del hermano mayor.
Quizás lo único que se deba tener en cuenta mientras se lleva a cabo esta práctica de lactancia es que siempre se le debe dar prioridad al recién nacido en cuanto a las tomas se refiere y respetando la forma recomendada de dar el pecho.