Existen tratamientos naturales tan inocuos que pueden ser empleados en lactantes, como se ha venido haciendo desde hace cientos de años. Otros remedios caseros, aunque inofensivos, requieren atender y no sobrepasar las dosis indicadas. A continuación se detallan algunos.
Miel rosada para boca y garganta
La miel rosada se puede encontrar aún en las farmacias, bajo una presentación comercial. Se emplea en el tratamiento de irritaciones en los labios, la boca o de la garganta, incluyendo pequeñas heridas y aftas, tanto en niños como en adultos. Su efectividad es buena y resulta totalmente inocua.
Para preparar miel rosada de la manera tradicional se necesitan un puñado de pétalos de rosas (preferentemente rojas), un poco de agua y miel. Se añaden los pétalos de rosa, previamente lavados para eliminar cualquier posible sustancia contaminante o pesticida, a una cantidad de agua hirviendo escasa, pero suficiente para cubrirlos por completo. Se retira todo del fuego y se deja reposar, tapado, durante un día.
Transcurrido ese tiempo, se filtra el líquido y se añade a una cantidad de miel unas cinco veces superior a la del líquido obtenido, que ha de estar calentada al baño María.
Una vez añadido el líquido filtrado a la miel al baño María se mantiene la mezcla removiendo suavemente hasta lograr una textura intermedia entre un jarabe y la propia miel. El producto se deja templar y se debe guardar en un frasco de vidrio pardo, al abrigo de la luz. No requiere conservación en el frigorífico y se puede almacenar durante varios meses.
Modo de aplicación en lactantes y niños
Cada vez que sea necesario se aplicarán ligeros toques del producto en la zona afectada, con un bastoncito de algodón o similar, no reutilizándolo para no contaminar el preparado. La dosis adecuada es de dos aplicaciones al día en lactantes y niños pequeños, y tres (o más si se desea) en niños de más edad y en adultos.
El anís verde se ha empleado desde siempre en niños lactantes por sus propiedades carminativas. Resulta una planta muy segura pero no exenta de algún grado de toxicidad, pues el mismo principio activo curativo, en dosis altas, es neurotóxico.
En caso de lactantes o niños pequeños se puede dar una infusión dos veces al día de manera que para cada toma lleve la mitad de una cucharadita de café. El té así obtenido puede endulzarse con azúcar o con miel si se desea.
Cuando a los bebés les van a empezar a asomar los dientes de leche sufren molestias. Aliviarlas de manera inocua es tan sencillo como aprovechar el efecto anestésico del hielo.
Lo ideal es introducir un chupete, o mejor aún un mordedor adecuado para esta edad, en el congelador durante una o dos horas y dárselo al bebé. Conviene disponer de dos utensilios similares para tener uno enfriando mientras el lactante está mordiendo el otro, calmando de manera natural el dolor.