Muchas veces los niños se plantan y deciden que no quieren comer fruta, ante estas situaciones y la necesidad de que en su alimentación estén presente porque son fuente de vitaminas, favorecen el funcionamiento del organismo y permiten una mayor asimilación del hierro y el calcio, no queda otra, que utilizar la imaginación y preparar la fruta de un modo diferente para que le resulte atrayente al niño.
Estos trucos nos servirán incluso para que terminen su comida o cena, bastará con decirles que les vamos a preparar un “postre sorpresa”, la primera vez quedarán totalmente intrigados, y decidirán acabar sus alimentos sin protestar.
En situaciones posteriores, si el experimento ha tenido éxito, serán ellos probablemente los que nos pidan que repitamos el postre sorpresa.
Una de las formas de presentarles la fruta es haciendo “una cara divertida”, combinando alguno de sus alimentos predilectos, yogures, flan,…., o, incluso si queremos impactarlo podemos utilizar un poco de nata, o siropes de frutas.
Bastará con poner en el centro de un plato llano, no muy grande, un poco del alimento que sabemos que les gusta y que nos va a servir de gancho, por ejemplo yogurt, volcar un petisúes a tipo de flan.
Extenderemos “el gancho” en el centro del plato con una cuchara para que adquiera una forma redondeada que será la cara, el resto lo podéis imaginar, alrededor pondremos la fruta troceada; bien rodeando el circulo para remarcar la cara, o solo por la semicircunferencia superior, para que sea el pelo de la cara.
No hemos de olvidar el ponerlo dos ojos, la nariz y la boca utilizando los trozos de fruta, y cuando se lo presentemos tendremos que ayudarle a adivinar que es……
¡¡¡ una cara divertida!!!
La tendencia inicial del niño será a hurgar en el plato para comerse aquello que más le gusta, pero ahí estaremos nosotros para jugar con él, y con un poco de empeño y ánimo lograremos que se coma el resto.
Se le puede decir, ¡mira ahora te comes una oreja!, ¡y el ojo! ¡Anda si te has comido los dos ojitos y ahora solo queda la nariz! ……es cuestión de ir entreteniéndolo, y sin darse cuenta, se irá comiendo la fruta que tanto le cuesta.
Si el niño es muy reticente a comer la fruta, podemos utilizar un anzuelo más efectivo, poniendo de base los lamines que más le atraigan, helado, nata…y explicarle que no le preparemos más el postre que hizo mamá con tanto amor si no termina todo el plato.
Otro modo de presentarle la fruta atractivamente, es haciendo unos pinchos, bastará con comprar un aparatito de hacer bolitas, tipo los que hay para los helados pero más pequeños, hacer bolas y ponerlo en un pincho juntas, o mezcladas en un bol para que vea distintos colores.
Si todo esto no funciona, nos queda la posibilidad de incluir la fruta en su menú diario, podemos hacer un pequeño batido de plátano y leche para preparar su biberón, e incluso añadirle después los cereales. Mezclarla con el arroz, en la tortilla, o convertirla en el ingrediente principal de nuestros postres, un pastel de manzana, una compota de manzana cocida mezclada con yogur, una rica macedonia de fresas con melocotón o pera en almíbar……son platos a los que no suelen resistirse.