Son múltiples los beneficios que puede ofrecer una dieta vegetariana y los conocimientos que se están adquiriendo actualmente acerca de los alimentos hacen que muchas personas deseen comenzar una dieta vegetariana.
Iniciar una dieta vegetariana puede resultar complejo o más simple y esto va a depender de los hábitos alimenticios que se tengan con anterioridad al inicio de la dieta vegetariana. Si la alimentación que se sigue es rica en proteínas animales, en grasas saturadas y pobre en verduras, fibra y frutas el cambio va a ser mucho más drástico. Del mismo modo, este cambio será más sencillo si la persona está acostumbrada a tomar de forma diaria fruta y verdura y no abusa de los alimentos de origen animal.
En todo caso, es importante empezar una dieta vegetariana de forma gradual.
Esto significa que no se deberá eliminar la carne y el pescado de un día para otro sino que se deberá ir reduciendo su frecuencia de ingestión. Por ejemplo, si comemos carne o pescado todos los días de la semana, al inicio bastará con prescindir de la carne y del pescado dos o tres días a la semana.
Paralelamente, mientras se reduce la ingesta de carne y de pescado se deberá aumentar la frecuencia con la que se toman legumbres y cereales integrales.
Es importante que estos dos cambios sean los primeros en llevarse a cabo al iniciar una dieta vegetariana, ya que cuando el hierro siempre se ha obtenido de la carne y el pescado no es fácil que el cuerpo asimile el que proviene de las legumbres y cereales.
Podemos mantener una ingesta disminuida de carne y pescado durante el tiempo que creamos necesario antes de eliminar completamente las proteínas de origen animal.
Según el tipo de dieta vegetariana elegida podremos tomar algunas proteínas de origen animal como la leche (dieta lacto vegetariana) o los huevos (dieta ovo vegetariana) o ambos.
Es recomendable ser paciente al comenzar una dieta vegetariana ya que generalmente supone un cambio brusco en la alimentación y por tanto debe llevarse a cabo de forma lenta y gradual.