Este desayuno tan tradicional no tiene secretos ni entraña ningún tipo de dificultad para realizarlo, pero resulta interesante conocer sus numerosas propiedades en distintas etapas de la infancia.
Para comprender porque este sencillo desayuno es extraordinario en su aporte de energía debemos fijarnos en sus propiedades nutricionales.
Las galletas son un tipo de hidratos de carbono de absorción lenta, esto significa que el organismo absorbe sus nutrientes de forma lenta y los utiliza del mismo modo, de esta manera proveen al niño de energía suficiente durante horas. Los hidratos de carbono acaban transformándose en el organismo en sencillas moléculas de glucosa, esto es imprescindible para una correcta concentración, lo cual es ideal para la etapa escolar y de desarrollo intelectual.
La leche tiene efectos beneficiosos sobre el sistema nervioso central, ya que contiene una sustancia que ayuda a equilibrar el estado de ánimo lo cual puede ser de gran ayuda en casos de hiperactividad. A la vez, todo lácteo contiene proteínas y éstas son imprescindibles para un correcto desarrollo muscular.
Recomendaciones
Es importante mencionar que este desayuno es muy adecuado en días en los que se prevé para el niño una importante actividad física o en épocas de gran esfuerzo escolar. Sin embargo no es recomendable utilizarlo como desayuno habitual dado su gran valor energético.
Para los más pequeños el método ideal de preparación es el siguiente:
Se debe primeramente calentar la leche y después adicionar las galletas a trocitos, dejando reposar un minuto. De este modo, se forma una pasta muy fácil de ingerir y al haberlo dejado en reposo la temperatura es idónea.
No es recomendable endulzar este desayuno con azúcar para niños menores de 2 años ya que con el azúcar de las galletas será suficiente por ahora.