En cualquier pequeño, incluso adultos sin importar la edad necesitan de una ingesta frecuente de hidratos de carbono, pero ¿qué tiene que ver esto con el estado anímico del niño?
Los carbohidratos se descomponen dentro del organismo involucrando a la glucosa en dicho proceso, y ésta es, a su vez, el mineral que se utiliza mucho a nivel cerebral. Es por esto que excluir por una dieta, de un día para otro, los hidratos de carbono puede producir ciertos cambios anímicos en aquel que se somete a un sistema alimenticio estricto carente de hidratos de carbono.
Para evitar este bajón en el estado de ánimo bastaría simplemente comer algunos alimentos ricos en carbohidratos como las legumbres, los cereales o el arroz, sólo por nombrar algunos.
Ahora cambiamos de “vereda” y transitamos por el camino de las comidas que de uno u otro modo podrían estimular al niño a mantener un buen estado de ánimo.
A lo largo de los últimos años son variados los alimentos que han sido estudiados para ver si pueden o no, cumplir la función de mantener un estado anímico regular, y los resultados siempre han sido concretos señalando que el pan integral (por ejemplo) ayuda al niño a mantener un buen humor, todo esto por los aminoácidos que se alojan en este.
El agua es otro que sin ser estudiado se sabe lo que podría provocar anímicamente en caso de no ser ingerida con frecuencia. Y es que andar por la vida sediento, sobre todo los más pequeños, no sería ninguna gracia, lo que podría culminar con cansancio por decir algunos síntomas, influyendo de este modo de manera importante en el ánimo del niño.
El rehusado estrés, alojado en muchos cuerpos de manera involuntaria logra echar abajo muchas cosas a nivel anímico, pero esto también podría evitarse con el sólo hecho de consumir cierta cantidad de nueces, almendras, o cualquier fruto seco del que se disponga, todo con tal de mantener un buen humor y un punto de vista positivo en el niño, claro está, sin descuidar su nutrición.