Los lípidos (grasas) son un grupo de alimentos tan necesarios como cualquier otro en una dieta equilibrada, si bien las grasas pueden ser muy perjudiciales y poner en riesgo al organismo por enfermedades cómo el colesterol hay otras grasas que ejercen justo el efecto contrario, son estas grasas con las que debemos cocinar.
Para este plato hemos elegido una de las carnes con menor índice calórico, el pollo, concretamente la pechuga, que al encontrarse sin piel aporta únicamente la grasa de la carne.
La base de la salsa con que la vamos a cocinar la pechuga de pollo es el aceite de oliva, este aceite vegetal es el más sano que existe, por su potente efecto antioxidante previene frente a numerosas enfermedades y al contrario que las grasas perjudiciales, ejerce un efecto protector sobre el sistema cardiovascular.
Con este plato cubrimos las necesidades de dos importantes grupos de alimentos: los lípidos y las proteínas (ya que las carnes constituyen una importante fuente de proteínas). Para hacerlo completo e incluir también los hidratos de carbono, bastará con acompañar el plato de unas patatas fritas o hervidas o bien con pan para poder degustar la salsa.
Para preparar este exquisito plato necesitaremos:
- Pechugas de pollo fileteadas
- Aceite de oliva virgen
- Una pastilla para caldo
- Azafrán o colorante artificial
Extenderemos en una sartén una base de aceite de oliva virgen sobre la que colocaremos las pechugas de pollo y lo pondremos a fuego lento.
Cuando la temperatura sea bastante alta añadiremos la pastilla para el caldo que se deberá deshacer fácilmente en el aceite de oliva.
Paralelamente añadiremos un poco de azafrán o colorante artificial. Lo dejaremos cocinar a fuego lento hasta que el pollo esté en su punto.
Lo retiraremos y lo serviremos con la salsa.