El desayuno es aquella comida que debe aportarnos suficiente energía para afrontar toda la actividad que nos requiera el día. Es importante que el desayuno conste de gran variedad de nutrientes y de la cantidad suficiente de éstos, lo que asegura un aporte nutricional y energético correcto.
Esta comida se hace especialmente relevante en el caso de los niños, ya que éstos están en proceso de crecimiento y además tienen un día a día repleto de actividades. Un buen desayuno no sólo les ayuda a crecer de forma sana, sino que les aporta la energía que necesitan y facilita que tengan un correcto nivel de concentración en sus actividades escolares.
No obstante, cuando un niño tiene poco apetito (un mal común de la infancia) a muchos padres les resulta imposible poderles ofrecer un desayuno adecuado ya que sus hijos muestran resistencia a la hora de comer.
Cuando nos encontramos ante este caso, lo más importante es perseverar día tras día y también conocer cómo podemos alimentar a nuestro hijo correctamente si éste no muestra apetito.
Por ejemplo, los hidratos de carbono son imprescindibles en la dieta y sobretodo en el desayuno. Si el niño no muestra suficiente apetito como para comerse un bocadillo, entonces se deberá sustituir el pan por galletas.
La fruta también es muy importante pues provee rápidamente de glucosa al organismo y ésta es elemental. Claro está que a un niño sin apetito le es prácticamente imposible terminarse una pieza de fruta, en este caso, deberemos sustituir la fruta por un vaso de zumo.
De este modo el niño come poca cantidad pero esta cantidad sí que contiene los nutrientes y las calorías necesarias. De todos modos después del desayuno es importante preparar un tentempié a media mañana utilizando fruta o pan, para conseguir que los niños con inapetentes coman más repartiendo las comidas.