En otoño nuestro organismo se debe adaptar a múltiples cambios y esto le supone un gran desgaste y esfuerzo. Durante esta época del año el cambio en el clima nos lleva a un descenso de las temperaturas y a una disminución de las horas de luz solar. Una de las patologías más comunes en esta estación es el resfriado común, pero existen ciertos alimentos y pautas básicas que nos permiten prevenir el resfriado.
Para prevenir los resfriados los mejores aliados son aquellos alimentos ricos en vitamina C ya que este micronutriente juega un papel esencial en nuestro sistema inmune reforzándolo y previniendo muchas infecciones. Esta vitamina la encontramos en vegetales de hojas verdes como por ejemplo las espinacas, otras hortalizas como las coles de Bruselas o la coliflor también la contienen las frutas como la naranja o el kiwi que tienen un alto contenido en vitamina C, por lo que tomando una pieza de estas frutas al día o bien un jugo de frutas natural estaremos aportando vitamina C a nuestra dieta.
Si optamos por el zumo de naranja es importante tomarlo recién exprimido ya que se oxida.
En general los nutrientes que más nos van a ayudar a prevenir el resfriado son las vitaminas y los minerales, así que además de tomar alimentos que contengan vitamina C va a ser importante ingerir también aquellos alimentos ricos en estos micronutrientes. Estos alimentos son las frutas y las verduras. Tomando un plato de verduras al día (o usándola como guarnición) nos aseguramos una ingesta adecuada de vitaminas y minerales.
Este consumo no sólo es necesario para prevenir el resfriado sino que resulta muy útil para prevenir la astenia, un cuadro de cansancio generalizado y fatiga que es muy típico en los cambios de estación. Además es recomendable realizar ejercicio al aire libre los días más cálidos e intentar aprovechar al máximo las horas de sol para que nuestro cerebro sintetice serotonina y así evitar cambios anímicos bruscos.