Durante el invierno el organismo cambia para adaptarse al nuevo clima y del mismo modo cambian nuestros hábitos. Principalmente cambia el hábito alimentario y la actividad física. Los platos en invierno son más elaborados y generalmente de mayor contenido calórico y el descenso brusco de las temperaturas hace que disminuyamos la actividad física. Este hecho propicia una ganancia de peso que en absoluto puede corresponderse con una adecuada alimentación.
Es importante evitar las ganancias de peso no deseadas en invierno, y del mismo modo procurar una alimentación equilibrada y adecuada a esta época del año.
Los purés de verduras son una perfecta solución para ambos objetivos. Facilitan el hábito de una dieta equilibrada (en la que es indispensable 5 raciones diarias de hortalizas y/o verduras), poseen un bajo contenido calórico y una alta composición en agua y fibra.
Otro aspecto muy interesante de los purés a base de verduras es el alto contenido en vitaminas que éstos ofrecen. Esto es relevante ya que en esta época del año el sistema de defensas se debilita y necesita un buen aporte vitamínico para reforzarse y funcionar correctamente.
Además de aportarnos vitaminas, agua y fibra, un puré de verduras puede convertirse en un plato completo en cuánto a nutrientes se refiere. Esto es así porque en su preparación comúnmente se utiliza patata (fuente de hidratos de carbono de absorción lenta) y leche o nata de cocina (fuente de grasas y proteínas lácteas).
Al ser platos que se elaboran de forma casera pueden ser adaptados a la necesidad individual, por ejemplo, pueden prepararse sin sal en casos de hipertensión arterial.
Los purés de verduras constituyen un modo eficaz de cuidar la salud mediante la alimentación, son aptos para pequeños y adultos, se pueden preparar como entrante en las comidas o como plato único en la cena y son muy útiles cuando se busca mantener una dieta equilibrada.