Un plan de alimentación saludable para el corazón según los nuevos estudios nutricionales incorpora la mayoría de los alimentos que componen el estilo mediterráneo de cocina o puntualmente la adopta por completo. La dieta mediterránea incluye los conceptos básicos de una alimentación sana, destacando dos alimentos de comprobados efectos cardiacos saludables como lo son, el vino tinto y el aceite de oliva.
La investigación ha demostrado que la tradicional dieta mediterránea reduce el riesgo de enfermedades del corazón, de hecho un análisis reciente sobre más de un millón y medio de adultos sanos demostró que su consumo se asoció directamente con un menor riesgo de mortalidad global y cardiovascular, así como la reducción en la incidencia de cáncer o una menor incidencia de enfermedades de Parkinson y Alzheimer.
Estas investigaciones han estimulado a que la mayoría, si no todas las organizaciones científicas más importantes del mundo, animen a los adultos sanos a incorporar este estilo de comer conocido como dieta mediterránea, para prevenir las principales enfermedades crónicas.
La dieta mediterránea se compone principalmente de frutas y verduras, cereales integrales, pasta, legumbres, frutos secos, yogurt, hierbas aromáticas, pescado, aves, aceite de oliva y vino tinto, también una muy limitada cantidad de carnes rojas (dos veces al mes por lo general).
La dieta mediterránea se ha asociado con un menor nivel de oxidación de lipoproteínas de baja densidad (LDL) o colesterol "malo", responsable del engrosamiento de las paredes internas de las arterias, lo que se traduce a través del tiempo en el desarrollo de enfermedades cardiacas, aterosclerosis, hipertensión, derrames cerebrales, etc.
Para tener en cuenta; en la dieta mediterránea el pan es muy importante, pero éste se elabora a partir de granos integrales y se acostumbra consumir con aceite de oliva y especias, una combinación muy saludable para el corazón, aunque se deben tener en cuenta las calorías cuando se está excedido de peso.