Cuando se trata de perder peso es de gran importancia distinguir antes algunos conceptos claves. El sobrepeso que sufre la persona (la masa sobrante para alcanzar un peso normal), puede estar constituida por distintos elementos: grasa, músculo, sistema óseo, retención hídrica...
Al iniciar una dieta que nos permita lograr una pérdida de peso lo que es verdaderamente importante es perder grasa, pero si existe otro factor que nos haga ganar masa, como la retención de líquidos, también es necesario tratarlo para así acercarnos más fácilmente a nuestro peso ideal.
La retención de líquidos se puede manifestar de diversas maneras: hinchazón de tobillos y piernas, mala circulación, hinchazón general... Pero si tenemos dudas acerca de si la padecemos o no, lo más adecuado es visitar al médico o a un profesional de la nutrición, que nos indicará si hay más líquido circulante del normal.
Perder peso y tratar la retención de líquidos requieren de numerosos cambios en nuestros hábitos de vida y alimentación y uno de ellos pasa por modificar la ingesta de sal.
La sal común (cloruro sódico) es una sustancia que al entrar en contacto con el agua interacciona con ella, de manera que las distintas moléculas de sal quedan unidas a las de agua, por este motivo, la sal es una sustancia que es capaz de retener agua en nuestro organismo. Si bien esto no hace que ganemos en grasa, sí que aumenta nuestra masa, por lo que no podemos valorar adecuadamente la dieta que estamos siguiendo. Además, el consumo de sal causa otras enfermedades importantes como la hipertensión arterial.
Si queremos perder peso, además de iniciar una dieta hipocalórica y que contenga los alimentos adecuados, debemos estar muy atentos a la ingesta de sal. Hay muchos otros modos de aportarle sabor a nuestras comidas (un buen ejemplo son las especias) sin que repercuta en el resultado que esperamos.