Los controles periódicos por parte del pediatra ayudarán a detectar con la mayor brevedad posible cuando existe sobrepeso o cuando existe un importante riesgo de desarrollarlo. Uno de los valores que más ayudan a determinar si el peso es el adecuado es el Índice de Masa Corporal (IMC). Este valor se obtiene dividiendo el peso por la altura al cuadrado, un valor de 25 o mayor de 25 indica que existe sobrepeso y un IMC con un valor superior a 30 indica obesidad. Si valoramos puntualmente el peso del niño, por ejemplo en una báscula de farmacia, probablemente nos dé un correcto resultado del IMC y este es un factor que nos debe guiar, aunque nuestra valoración jamás deberá sustituir a la del pediatra.
Para evitar el sobrepeso en la infancia es imprescindible inculcarle al niño unos hábitos de vida saludable, es decir: una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico. Este es el pilar fundamental para que el niño queme las mismas calorías que ingiere y de este modo no se produzca una ganancia de peso no adecuada.
El mejor consejo que se puede seguir es apuntar al niño a alguna actividad extraescolar de carácter deportivo. En primer lugar se le inculca el importante hábito de realizar ejercicio y en segundo lugar se está procurando que el niño queme parte de las calorías que ingiere con la práctica del deporte. Además, estas actividades favorecen su desarrollo y su sociabilidad. Hay que procurar que el niño realice ejercicio físico al menos tres veces a la semana, para hacer del deporte un hábito constante.
En cuanto a la alimentación, no se debe restringir nada (mucho menos en un niño que no tiene sobrepeso y que está en época de crecimiento). Simplemente para evitar el sobrepeso en la infancia se debe seguir una dieta sana y equilibrada, sin abusar de un solo grupo de alimentos, que contenga todos los grupos de nutrientes, aunque sí es importante restringir alimentos como la bollería industrial, dándolos sólo de manera esporádica.