Durante los primeros meses de vida uno de los males que más aqueja a los bebés son los gases. Las causas de éstos son diversas; la causa mayoritaria suele ser la ingesta de aire durante las comidas aunque también se ven implicados otros factores tales como los estados de nerviosismo o el organismo del bebé que puede ser propenso a sufrir gases.
Los síntomas más característicos que experimenta el bebé al pasar por un episodio de gases son el llanto y la agitación.
El llanto puede llegar incluso a las dos horas de duración por lo que es importante que los padres sepan como reaccionar ante tal situación.
Para tratar los gases del bebé una vez ya han aparecido pueden ser útiles las siguientes medidas: quitarle el pañal y masajear suavemente toda su región abdominal, mecerlo boca abajo, ponerlo en contacto con la piel de la madre o el padre y trasladarlo a un lugar seguro.
También pueden ser útiles las infusiones pediátricas para favorecer la digestión.
Para prevenir estos episodios es importante alimentar al bebé correctamente. Es decir, inclinar el biberón de forma vertical de manera que no entre aire en la tetina, que el tamaño del agujero de la tetina sea el adecuado así como no forzar al bebé en exceso si este no muestra apetito.
En el caso de amamantar al bebé la madre debe asegurarse que su hijo toma la mayor parte del pecho posible y no sólo el pezón, así el aire ingerido al succionar es el mínimo.