El cólico del lactante es un dolor de intensidad fuerte cuyas causas no están establecidas aunque se cree que los cólicos son debidos a diversos factores tales como ambientes tensos en el hogar, una mala técnica de alimentación o un ambiente poco tranquilo para amamantar o darle el biberón al bebé.
En muchas ocasiones al mejorar la técnica de alimentación se disminuyen los cólicos o bien la intensidad de éstos.
Si se está amamantando al niño será imprescindible darle el pecho en un ambiente tranquilo: se optará en lo posible por amamantarlo a solas, en ausencia de ruidos y con un margen de tiempo amplio. Es importante que el bebé se aproxime lo máximo posible al pecho y succione la mayor parte posible de éste ya que así se evitará que el niño ingiera grandes cantidades de aire con la succión y esto mejorará la posterior digestión y previene los cólicos.
Si se está alimentando al bebé con biberón y fórmula infantil adaptada deberemos supervisar la tetina para asegurarnos que el flujo de leche es el adecuado para la edad del lactante y bajo ningún concepto podemos manipular nosotros el agujero del flujo ya que podríamos causar una abertura excesiva para el bebé. Podemos optar por una tetina específica para cólicos y si es necesario también es posible cambiar la leche adaptada por una específica anti cólicos o bien una destinada a mejorar la digestión.
También es importante inclinar suficientemente el biberón para evitar que el niño al succionar ingiera aire.
En ocasiones adoptar estas medidas no es suficiente para prevenir los cólicos del bebé y podemos necesitar alguna ayuda más. Los complementos nutricionales para lactantes también son una buena opción para mejorar las digestiones del bebé y así evitar los cólicos. No obstante, a pesar de ser inocuos, es aconsejable consultar con anterioridad al pediatra.