Existen pautas dietéticas específicas tanto para los períodos de diarrea así como de estreñimiento. Pero para evitar llegar a cualquiera de los dos extremos bastará con una alimentación adecuada.
Esta alimentación nos debe permitir regularizar nuestro tránsito intestinal de manera que los intestinos se acostumbren a evacuar las heces de una manera periódica y correcta (ni tan secas que produzcan dolor ni tan líquidas que nos reporten una importante pérdida de minerales.)
Para lograr de una manera definitiva esta regularidad del tránsito intestinal hay dos grupos de alimentos que deberemos incluir de forma diaria en la dieta de nuestros hijos: las hortalizas y los lácteos.
Las hortalizas son imprescindibles para poder evacuar de forma regular el material fecal debido a su alto contenido en fibra y en agua. Todo tipo de verdura y hortaliza es idóneo para este fin. Lo importante es ser constante y tomar raciones de estos alimentos de forma diaria. La variedad de hortalizas y verduras es tal que permite incluso hacer una dieta muy variada (lechuga, espinacas, acelgas, tomates, calabacín, berenjenas, coles, judías…) y combinarlas con infinitud de platos.
Siempre que se ingieran hortalizas y verduras es importante ingerir líquido (preferiblemente agua o infusiones) ya que si no es así, la fibra de estos alimentos actuaría como un tapón en el intestino y provocaría una obstrucción.
El otro grupo de alimentos que debemos incluir de forma diaria en su alimentación con el fin de conseguir un correcto tránsito intestinal son los lácteos, especialmente aquellos lácteos enriquecidos con bífidus. Los bífidus son unas bacterias que trabajan en nuestro tracto intestinal, estas bacterias participan en el proceso de fermentación del material fecal, sin esta participación sería imposible evacuar las heces. Por tanto, se recomienda una ingesta mínima de un yogur diario (enriquecido con bacterias).
Estas pautas dietéticas sumadas a un ejercicio físico suave pero regular garantizan el mejor funcionamiento del tracto intestinal.