Los huesos cumplen la función específica de sostén en el cuerpo y se encuentran constituidos por minerales, principalmente calcio, magnesio, silicio y fósforo, así como el cartílago se compone de proteínas, azúcares y colágeno,
El colágeno es una sustancia que constituye la matriz o estructura en la que se depositan los minerales constitutivos mencionados anteriormente y que obtendrá de alimentos específicos.
Los cartílagos proporcionan una estructura para las áreas que no soportan peso, como la nariz o el pabellón auricular por ejemplo, así como actúan cumpliendo la función de amortiguación entre los huesos, evitando la fricción y el desgaste, como es el caso de las vértebras en la columna vertebral o la articulación de las rodillas.
Los huesos a su vez también cumplen la función de protección de los órganos, como el cerebro, los pulmones y el corazón, así como ofrecen un punto de anclaje para los músculos. Los huesos representan un depósito de calcio para el cuerpo, al que provee si existe una deficiencia nutricional, liberándolo en la sangre.
El calcio y el fósforo son los dos nutrientes más importantes para los huesos, ya que entre el 80 y el 90 por ciento de su estructura se compone de ambos minerales, siendo el calcio el mineral más abundante en el cuerpo pero éste no lo puede producir, por lo que debe obtenerlo a través de las fuentes de alimentos como los productos lácteos, vegetales de hojas verdes, frutos secos como las almendras y semillas de sésamo entre otros.
La proteína es un nutriente fundamental para los cartílagos (y también para los huesos), ya que éstas contienen los aminoácidos o bloques de construcción que se descomponen en el cuerpo para que éste los utilice en la reconstrucción celular, además las proteínas también proporciona hierro, zinc, vitaminas y otros nutrientes que los huesos necesitan.
El silicio es otro nutriente que necesita tanto de huesos y cartílagos; ya que estimula la producción de colágeno.