La alcachofa es una hortaliza de la cual podemos distinguir numerosas bondades, su rica composición nutricional hace que este alimento sea funcional para muchos problemas y ayude por muchos motivos distintos a mejorar el estado de salud.
Como la mayoría de hortalizas y frutas, la alcachofa posee una cantidad importante de agua que es necesaria para hidratar y depurar el organismo. También contiene fibra lo que la hace idónea para aquellas personas que necesiten regular su tránsito intestinal. La fibra en compañía del agua, al pasar por los intestinos, mejora la motilidad intestinal.
Esta fibra tiene una doble función, por la cual la alcachofa se recomienda especialmente en las dietas hipocalóricas, la fibra presente en esta hortaliza al llegar a nuestro estómago tiende a absorber el agua, y al hacerlo, aumenta su masa. Esta reacción permite que nos podamos sentir más saciados y controlar el hambre, por lo que la alcachofa como primer plato es idóneo en todas aquellas personas que estén llevando a cabo una dieta hipocalórica o que simplemente quieran perder algunos kilos.
La alcachofa también posee un interesante complejo vitamínico y mineral. Contiene vitaminas del grupo E y B, siendo estas últimas imprescindibles para una correcta salud de la piel y del cabello, también contiene minerales tales como el fósforo, el calcio y el potasio. Estos minerales son de especial relevancia para la salud ósea y muscular.
En general, la composición de micronutrientes (vitaminas y minerales) que contiene la alcachofa puede ayudar a prevenir déficits vitamínicos y enfermedades relacionadas con éstos.
La alcachofa también posee un tipo de ácido que permite al organismo limitar la absorción de colesterol y de ahí deriva que esta hortaliza ejerza una función protectora para nuestro sistema cardiovascular.
Finalmente, consumir alcachofa contribuye a lograr un consumo adecuado de frutas, verduras y hortalizas, de las cuales son necesarias cinco raciones al día.