Las semillas de sésamo representan uno de los más antiguos condimentos utilizados por el hombre, apreciadas en el arte culinario por su exquisito y delicado aceite excepcionalmente resistente a la oxidación, por lo cual es muy difícil que se ponga rancio, además de el sabor tan especial de las semillas tostadas que forma parte de uno de los condimentos orientales más famosos, el gomasio. Pero más allá de ser un preciado alimento, su riqueza mineral potencia la salud orgánica en casi todos sus niveles.
Las semillas de sésamo son una gran fuente de manganeso y cobre, dos minerales cuya combinación es preventiva de enfermedades graves, además son una muy buena fuente de calcio, magnesio, hierro, fósforo, vitamina B1, zinc y fibra dietética, minerales saludables a los que se suman dos sustancias únicas: sesamina y sesamolina, ambas pertenecen a un grupo de fibras especiales conocidas como lignanos.
Los lignanos presentes en las semillas de sésamo han demostrado tener un efecto reductor del colesterol en los seres humanos y son capaces de prevenir la presión arterial alta o hipertensión y aumentar el suministro de vitamina E, también conocida como la vitamina anti-envejecimiento, por ser un poderoso antioxidante natural, así como la sesamina es capaz de proteger al hígado del daño oxidativo, según los últimos estudios realizados.
Para tener en cuenta sólo un cuarto de taza de semillas de sésamo suministra 74,0 por ciento del valor diario requerido de cobre, el 31,6 del magnesio y el 35,1 de calcio, variedad de minerales que a nivel saludable se traducen en los siguientes beneficios: