¿Por qué es tan importante que los más pequeños tomen meriendas saludables?
Comer de manera sana y equilibrada a media tarde es especialmente importante por los siguientes motivos:
- En la mayoría de ocasiones tras el esfuerzo intelectual llevado a cabo en el colegio los niños realizan actividades extraescolares. Por este motivo es importante ofrecerles una merienda que les aporte los nutrientes necesarios para llevar a cabo todas las actividades que aún quedan por realizar tras el horario escolar.
- Si no se le ofrece al niño una merienda adecuada, esta puede ser pobre en nutrientes y en calorías. Esto significa que el niño llegará hambriento a la cena y probablemente ingiera más calorías de las necesarias (este es un factor de riesgo para desarrollar sobrepeso infantil si no se realiza suficiente actividad física).
- El momento de la merienda normalmente es aprovechado para darle al niño algún alimento dulce, o bien de bollería industrial. Estos alimentos son altamente calóricos pero tienen un contenido muy pobre en nutrientes lo que favorece unos hábitos de vida poco saludables y que además estarán presentes en la edad adulta del niño.
¿Cómo deben ser las meriendas saludables para los niños?
A no ser que el niño tenga unos requerimientos médicos especiales (como puede ser el caso de un niño diabético, con sobrepeso u obesidad), cualquier merienda que se considere saludable para un niño debe tener una pieza de carbohidratos lentos (cereales o pan) y otra pieza de carbohidratos rápidos (como una fruta o un zumo de frutas).
Los siguientes son ejemplos de una merienda sana y equilibrada:
- Un bocadillo con un embutido no graso (jamón dulce, queso, pechuga de pavo) y una pieza de fruta (o un zumo) o bien un postre lácteo.
- Leche con cereales o bien con galletas (galletas tipo María, mejor sin chocolate).
- Tostadas con margarina ligera y mermelada, junto con un vaso de leche o bien una pieza de fruta.
No es menos importante aclarar que si bien es necesario ofrecer siempre meriendas saludables a nuestros hijos, es obvio que puntualmente se le puede ofrecer al niño una merienda dulce o basada en algún producto de bollería industrial (como un bollo de cacao, un cruasán...) pero esto sólo debe darse esporádicamente, máximo una o dos veces a la semana.