Como la mayoría de hortalizas y verduras, el calabacín tiene un altísimo contenido en agua, lo que favorece a la hidratación del niño y ayuda a desarrollar la función renal. A esto se le suma otra de las grandes ventajas de las verduras, un bajo índice calórico.
Esto es importante porque si bien es cierto que las necesidades energéticas del niño deben estar perfectamente cubiertas esto no es justificación para sobrealimentarlo con el consiguiente riesgo de poder desarrollar posteriormente un problema de sobrepeso infantil.
Esta receta también se caracteriza por tener un elevado contenido en proteínas, que van a provenir del queso y de la nata de cocina. La nata de cocina es un excelente ingrediente para darle sabor a los platos de hortalizas aunque tampoco se debe abusar de él dado que su contenido en calorías no es bajo. Por eso es recomendable alternar a veces la nata de cocina con otras grasas más saludables y menos calóricas como el aceite de oliva.
Los ingredientes necesarios son los siguientes:
- Un Calabacín
- Dos trocitos de queso fresco
- Pimienta molida
- Nata de cocina
La preparación es muy sencilla. Se deberá trocear el calabacín y llevar a ebullición. Una vez hervido se apartará y se escurrirá. Después de mezclará con los quesitos, añadiéndole un chorro de nata de cocina y una pizca de pimienta molida. Tras esto se pasará toda la mezcla por la batidora hasta conseguir la textura deseada.
Para que visualmente sea más atractivo para el niño, el plato podrá ser adornado con queso rallado o con trocitos de queso fresco en la superficie.