A través de los tiempos el cáñamo ha sido utilizado por distintas culturas del mundo tanto para la confección de la vestimenta, como alimento y medicina, pero en la actualidad se ha reivindicado sus beneficios como alimento, y los suplementos de semillas de cáñamo se han disparado en ventas a nivel mundial, al ser adoptado como una excelente fuente proteica natural y por lo tanto desarrolladora de masa muscular, encontrando una aceptación total en el mundo del culturismo por representar un producto sano y natural.
Las semillas de cáñamo no son realmente semillas, sino una especie de hueso cubierto con una cáscara dura que se puede comerse cruda, asada o molida en harina o aceite, muy ricas en proteínas, algo que en la actualidad se aplica en la industria de la nutrición deportiva, formando parte de suplementos en forma de polvos o barras, hoy tan de moda entre los fisicoculturistas.
Las semillas de cáñamo enteras, según los últimos estudios nutricionales son ricas en; proteínas, aceite, fibra, vitaminas del complejo B, vitamina E, minerales y fitoesteroles, éstos últimos compuestos que trabajan en el intestino para reducir la absorción del colesterol. Pero es a nivel proteico es donde destacan, ya que la semilla entera contiene hasta un 33 por ciento de proteínas y con más ácidos grasos esenciales que cualquier otra fuente vegetal.
La proteína de las semillas de cáñamo se compone de albúmina y edestine, pero lo más destacable es que sus proteínas presentan una estructura similar a las proteínas fabricadas en la sangre y como dato anecdótico las proteínas del cáñamo son más fáciles de digerir que las proteínas de la soja, habiéndose utilizado por primera vez como un refuerzo muscular en la década de 1950 en Europa, como tratamiento natural para la atrofia muscular.