Son muchos los deportistas que no quieren ver mermada su actividad física en invierno a pesar del mal tiempo y las bajas temperaturas, lo que aumenta las enfermedades virales que se sufren en esta estación. Deportes tales como el running, el ciclismo o el senderismo necesitan de la exposición al aire libre y en las estaciones de otoño e invierno esta exposición aumenta el riesgo de sufrir afecciones de carácter respiratorio.
Esto es debido a múltiples factores. El sistema de defensas se debilita pues intenta luchar contra el cambio brusco de temperatura que sufre el deportista al salir al exterior y que posteriormente se traduce en hipertermia (aumento de la temperatura corporal) debida a la actividad física. Por otra parte en una actividad física intensa, el ritmo respiratorio se acelera considerablemente y como consecuencia de esto se empieza a respirar por la boca. La garganta no tiene mecanismos para calentar el aire e inhalar el aire frío conlleva una menor protección frente a los virus que están en el ambiente, como por ejemplo el del resfriado y la gripe.
Se pueden tomar varias precauciones tanto higiénicas como alimentarias para minimizar el riesgo de enfermar y disfrutar del deporte todo el año.
En cuanto a las precauciones de carácter higiénico es importante vestirse adecuadamente, esto es, abrigarse de acuerdo a las bajas temperaturas y lo más importante, hacerlo con tejidos transpirables que dejen salir el sudor y eviten que entre el agua y la humedad. Igual de importante es no desabrigarse aunque se tenga calor durante el ejercicio pues al finalizar la actividad intensa el cuerpo sufriría un cambio muy brusco de temperatura.
La alimentación debe ser lo más equilibrada posible y con un alto contenido de vitaminas procedentes de las frutas, especialmente la vitamina C por su papel reforzador del sistema inmune. También se pueden tomar complementos que refuercen las defensas durante el cambio de estación aunque éstos jamás deben sustituir a una dieta equilibrada.