En verano debido a las altas temperaturas y en consecuencia a la transpiración excesiva es necesario beber una gran cantidad de líquido para mantener un correcto grado de hidratación. En esta época se consumen muchos refrescos, pero no todos son iguales.
Veamos primero qué refrescos deberíamos intentar evitar o consumir de forma esporádica en verano. La cerveza se suele consumir en exceso durante el verano. Es cierto que es una bebida con baja graduación alcohólica y con propiedades diuréticas pero tomada en exceso produce hinchazón abdominal y provoca aumento de peso. Lo mismo sucede con la mayoría de refrescos gaseosos, que además de producir hinchazón suelen tener un altísimo contenido en azúcar, lo que produce un rápido aumento de peso y puede derivar en otros problemas como por ejemplo las caries.
Los refrescos que debemos elegir para hidratarnos en verano son refrescos sin gas y con un bajo contenido en azúcar o bien con edulcorantes. Los refrescos con edulcorantes son una buena opción ya que encontramos presentaciones muy variadas y su contenido en calorías es prácticamente nulo. Para elegir correctamente estos refrescos es importante mirar el etiquetado ya que muchos refrescos con la denominación “light” sólo tienen un contenido reducido en azúcar pero no están exentos de ella.
Otra muy buena opción de refrescos para el verano son las infusiones frías. Para realizarlas sólo es necesario añadir hielo en cantidad una vez haya finalizado el tiempo de cocción y dejarla enfriar. Una vez lista también se le puede añadir un gajo de limón o unas hojitas de menta, lo que le otorgará un efecto refrescante.
Si queremos uno de los refrescos más nutritivos que nos ofrece el verano podemos optar por acompañar nuestras comidas (o bien tomar entre horas) gazpacho. Este licuado frío de hortalizas y verduras tiene una rica composición nutricional y nos mantiene bien hidratados.